Persiste actitud racista contra el renunciante jefe de la policía, James Tuller

Justicia Social


El saliente jefe de la policía de Puerto Rico, James Tuller Cintrón, quien renunció a su puesto el pasado lunes en la noche, confirma el tratamiento diferenciado que en Puerto Rico se le da a las boricua que se asumen como negros y provienen de las viejas comunidades en los EE.UU., como lo es el Nueva York. Ya lo habíamos dicho en este diario, cuando el Sr. Tuller fue nominado en noviembre del 2013, y quien llegó de forma estrepitosa a Puerto Rico luego de renunciar a su puesto de más de 30 años en la policía de Nueva York, que la forma como lo trataban los otros medios noticiosos o el público en general, discriminaba por su forma de ser. En particular, para un boricua de Nueva York, cuya lengua primaria es el inglés, las poblaciones locales discriminaban contra él por su mal manejo del español. Por otro lado, discriminaban por su forma de vestir, mucho más consistente con la cultura afroamericana de la costa este de los EE.UU.

Pero el mayor discrimen que se ha cometido contra este boricua de la diáspora neoyorquina, lo acaba de cometer el Senado de Puerto Rico, donde se evaluaba la nominación a su puesto, según fuera presentada por el gobernador, Alejandro García Padilla, en el mes de noviembre de 2013. La razón que se ha hecho pública en cuanto a la nominación de Tuller, cuya madre era puertorriqueña y el padre un soldado de origen afroamericano, es el hecho de que aunque casado desde el 1996, este rendía planillas en los pasados cuatro años de forma separada a su esposa. No sé quién reclama que eso sea ilegal. Es una práctica contributiva muy común, donde matrimonios que tienen una mirada en torno a su separación, donde una de las partes gana ingresos superiores a la otra parte, o simplemente en un ejercicio de vidas separadas, es común hacerlo. No es ilegal. No es contrario a ninguna moral. Y la familia tradicional se respeta, independientemente de cómo se paguen las contribuciones.

A lo único que podemos apuntar, es que tanto los medios de comunicación y prensa corporativas, como gran parte de la opinión pública dominante, contienen un fuerte componente racista en Puerto Rico, que discrimina contra todo aquello que sea negro o se relacione con los sectores populares en el país o en la diáspora. James Tuller Cintrón, tenía algo de todos los indicadores para ser discriminado. Finalmente, las formas culturales que promueven el discrimen y el racismo, pudieron más con él y su voluntad, que con las buenas prácticas que había establecido.