Cultura, Derechos Humanos y Venezuela

Cultura

Sin lugar a dudas podemos estipular que desde el pasado 12 de febrero se viene desarrollando un accionar popular en Venezuela, por el cual la llamada oposición se ha tirado a la calle, montado barricadas, y ha confrontado de forma armada al gobierno. El gobierno, por vía de la polícia y la guardia nacional, ha respondido, en algunos casos de forma excesiva, como el envío de aviones de guerra al estado de Táchira, y en otros de forma mucho más ordenada y controlada. Pero tanto los unos como los otros, según indicó en su informe más reciente Amnistía Internacional, han cometido excesos en la violación de derechos humanos de las partes en conflicto.

Lo que de forma parcial está en juego en Venezuela es el respeto a una cultura de derechos, a la cultura constitucional, y más que nada a un imaginario cultural que pregona y defiende los derechos humanos. En esta medida, cuando uno ve las fotos de la oposición portando armas caseras o disparando fuegos artificiales a los policías y guardias nacionales, ¿qué debe pensar uno de ellos, que respetan la cultura constitucional?

Es interesante, que el gobierno de Venezuela, antes y a partir del diálogo nacional que se ha abierto con las fuerzas de oposición, ha planteado que no haya impunidad contra nadie que ha violentado la constitución. En esta medida, el gobierno mantiene procesos legales hoy contra más de 1,500 personas, arrestadas, por participar en los disturbios, y en contra de 97 efectivos de seguridad del estado, acusados de violar derechos constitucionales de la población. Se trata de un asunto de defender una cultura democrática.

En cambio, nos parece que la oposición promueve que la cultura de derechos democráticos es buena en cuanto les conceda derechos a ellos. En cuanto se les restringe, se trata de una cultura represiva; entonces la cultura que promueve el estado es mala, represiva y dictatorial.

Siendo esta la situación actual en Venezuela, lo más curioso es como la prensa comercial corporativa en Puerto Rico, se alía de forma no crítica, con la llamada oposición, y de forma inmediata señala que todo lo que ésta haga, afianza una cultura democrática. Mientras, todo lo que el gobierno responda, lo que hace es coartar.