La Justicia Social en el canto de Cheo Feliciano: ¡familia!

Justicia Social


José “Cheo” Feliciano murió hoy. De madrugada conduciendo su auto, impactó un poste en la carretera, muriendo de forma inmediata. Murió a los 78 años. Murió dejando un legado que trasciende su canto, las líricas, en particular las compuestas por su compadre, Catalino “Tite” Curet, lo trascienden.

La importancia de Cheo Feliciano reside, tal vez, en su capacidad de articular, como nadie más lo hiciera, la valoración de la cultura popular, afrocaribeña. Como lo recuerda su esposa por 57 años, Cocó, “Cheo era pueblo, y como pueblo debemos de enterrarlo”.

Hay tres trabajos por los cuales debemos recordarlo, de forma emblemática: por un lado Anacaona, Juan Albañil y Los Entierros de mi gente pobre. Todas estas canciones emblemáticas fueron compuestas por su compadre Catalino “Tite” Curet.

Anacaona, es un homenaje a la mujer indígena, taína, quien lucha por su dignidad.

Juan Albañil, exalta al hombre obrero, trabajador de la construcción, quien luego de hacer su obra, por su condición de clase social, no puede participar, ni como residente ni como visitante, en las obras que construyó.

En Los entierros de mi gente negra, es donde se destaca el amor, por lo humilde, por lo sencillo, por la cultura popular que el binomio Curet-Feliciano, supo enaltecer siempre en Puerto Rico.

Pero Cheo Feliciano, le cantó también al amor, en una ilustre composición de José Nogueras, en el tema Amada Mía, le compuso al amor del bueno, desde la dignidad de los iguales. Mujer y hombre.

De igual forma, hay que recordar las frases emblemáticas de Cheo Feliciano, quien en todo momento de alegría hacía alusión al hecho de “que se soltaron los caballos otra vez”. Frase emblemática que denota fuerza e irreverencia, para luchar por la felicidad que constituye la música salsera.

Pero siempre recordaremos a este insigne cantante de la región sur de Puerto Rico, del municipio de Ponce, cuando nos llamaba “familia”. Era una expresión que Cheo Feliciano rescató de su padre, allá en Ponce, cuando éste saludaba a sus vecinos. Posiblemente una construcción de solidaridad de parte de los sectores populares criados en los barrios de Puerto Rico.

 Adiós Cheo, Adiós. ¡Aché pa´ti!