En apreciación y gratitud a Cheo y al Gabo
por su contribución a la Humanidad,
tocando corazones.
La luna llena sonrió y ellos decidieron partir como si hubieran orquestado letras y música ensayadas para un adiós. Los maestros de la humanidad decidieron partir con la luna llena luego de la estela del eclipse rojo, un mismo día de abril.
Los genios bondadosos una vez más nos sorprendieron con su grandeza, dejándonos afásicos con su súbito partir. Su sencibilidad y valentía nos hizo crecer, estremecer, reír, sollozar, balbucear, amar, desear, cantar, escribir, saborear la libertad, bailar, remontarnos a lugares, crear realidades, mirarnos por dentro, reencontrarnos, perdonar y acompañarnos en noches largas acurrucados por sus creaciones puras, fermentadas desde la fibra de su corazón.
Se han ido juntos, cada cual en una tierra diferente, en plena primavera con los árboles florecidos. Una vez más nos han estremecido con su esplendida persona. Una vez más, nos han hecho sentir que estamos vivos... A través de sus obras inmortalizadas recordaremos y apreciaremos sus caminares ocurrentes por esta tierra. Se fueron luego de la estela del eclipse rojo dejándonos cambiados y diferentes, al haber rozado los dedos, para pasar las páginas llenas de histórias Macondidamente fantásticas y luego de haber tatareado la música anhelada y deseada en un sentimiento criollo de madrugada.
Se han ido, con los árboles plenamente florecidos del novilunio, en honor a ellos. Transitando a pulular a otros espacios y comenzar otras fiestas. Dejándonos fundidos por dentro, doradamente tocados por su luz creativa. Así, han dicho adiós, y han zarpado en compasión para alentar otras almas avidas de sentir intrínsecamente 100 Años de Soledad y acompañar el silencio puro, en el todo, con la melodía melosa llamada Amada Mía y muchas más. Serán recibidos por las magnificas auroras boreales apludiendo sus llegadas. Para recordarnos la genialidad de la Vida...