(San Juan, 1:00 p.m.) Cuba es una potencia cultural. Punto. En algo se parece a Francia: todo el pasado en ambos países se destina a la promoción de la cultura. Por lo tanto, en Francia como en Cuba hay museos de cualquier cosa. La diferencia, por lo pronto en Cuba, que el sabor no se queda en los museos, se extiende también a la creatividad y exposición cultural.
En esta medida, un domingo en Cuba, no es cualquier cosa. Con una oferta de actividades al aire libre que puede estar por encima de un centenar solo en la Habana, Cuba nos permite apreciar todo arte a partir de las expresiones culturales de la vida diaria. En Cuba esto va, desde tener 11 orquestas sinfónicas provinciales y una nacional, así como uno de los cuatro ballet-academias del mundo en el Ballet Nacional de Cuba, como también lo mejor de la música del reguetón y el songo-salsa.
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(San Juan, 11:00 a.m.) Gracias a una trivia pude descubrir que, en Cayey hemos tenido varios clubes de filatelia. El primer club que hemos podido constatar se organizó en la década del 60’ del siglo XX. Ese club de filatelia se llamó el Cayey Stamp Club. Uno de los fundadores del Cayey Stamp Club fue el Dr. Carlos Nogueras.

Otro club que descubrimos fue uno de la década de los ochenta, esta servidora perteneció a uno de dichos grupos en la Escuela Superior Miguel Meléndez Muñoz. Cabe señalar que la filatelia es la afición a coleccionar y clasificar sellos, sobres y otros documentos postales y a estudiar la historia postal. En los sellos queda representada parte de la historia nacional o regional de los países mediante figuras de personajes ilustres, monumentos, pinturas, flora, fauna, historia postal, etc., asuntos de interés para los coleccionistas (filatelistas) y las personas involucradas en
esta materia.
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En 1911, el antropólogo cubano Fernando Ortiz señalaba que la división racial, consecuencia de la plantación esclavista, era “motivo de honda y fuerte desintegración de las fuerzas sociales que deben integrar nuestra patria y nuestra nacionalidad”. Según Antonio Benítez Rojo, el remedio que proponía Ortiz era “la enseñanza de la música, en particular el cultivo de la música popular”. Aducía entonces Ortiz, que la música popular proporcionaba un espacio sociocultural, que “al ser compartido por todo el pueblo, contribuía a disminuir las tensiones raciales”, por lo que a su vez “ofrecía un camino para alcanzar un nivel más alto de consolidación nacional”.

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(San Juan, 12:00 p.m.) 

¿Qué sería del mundo

sin los poderosos,

seductores movedores de masas,

solidarios de sí mismos

y de sus creencias,

qué sería del mundo

sin los fanáticos,

seguidores de los seductores

y movedores de masas?

TwitterFacebookHola, ni People

tendrían razón de ser.

Ah, pero

¿qué sería del mundo

sin los que engañan

y los que se dejan engañar,

sin los que prometen las palabras

que no tienen;

qué sería del mundo

sin los que los validan,

y los perdonan y les sostienen

sus abusos?

Sicólogos, oligarcas, avaros,

ni ciegos tendrían empleo.

¿Qué sería del mundo

sin ese amor enfermizo

por las fórmulas, las cajas,

los fusiles, los armarios

tras los que se escudan todos ellos?

Abogados, ideólogos, militantes,

ni criminales de guerra

tendrían un lugar preeminente.

 

¿Cómo sería el mundo, sin ellos?

Una respuesta hurga, atrevida,

Desesperada; y algo ingenua,

murmura un significante de rebeldía:

el verso inconexo

es un todavía.

 

Sin todos ellos

quedaría por lamentar

el crimen de las psiquis traumatizadas,

los herederos de males congénitos,

las catástrofes naturales,

las rutinarias limpiezas

pandémicas de la tierra,

las desavenencias astrales,

y el llanto de los que viven

ante los muertos.

 

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En junio falleció en San Juan la Presidenta de la Asociación de Historia del Viejo San Juan Carmen Alicia Morales que hace nueve años publicó en “80 Grados” esta entrevista que le hizo al declamador cubano Luis Carbonell cuyo centenario se celebró el pasado 26 de julio. El comediante argentino Pepe Biondi, en cuyo programa de CMQ Tv trabajé dos años en Cuba, lo bautizó como el “acuarelista de la poesía antillana”.

"Carbonell también era un excelente músico que acompañó a la soprano Esther Borja en numerosas ocasiones, como en esta actividad en la Universidad de la Habana, en que tuve el privilegio de participar. No figura en el programa porque cuando éste se imprimió no se había confirmado su participación. Esta es la entrevista que le hizo Carmen Alicia Morales:

"Escuché a Luis Carbonell recitando el poema Los quince de Florita en 1957. Desde entonces compré todos sus discos, he seguido la trayectoria de su vida profesional y decidí dedicarme a hacer lo que él hacía: declamar. Tuve la oportunidad de visitar La Habana, Cuba representando a Puerto Rico en el Festival Internacional de Cuenta Cuentos “Primavera de Cuentos, 2011”. En medio de los compromisos del festival hice una cita para ir a conocer a Luis Carbonell, esta leyenda caribeña que se dedicó a declamar y contar cuentos y habitó los escenarios internacionalmente como el “acuarelista” de la estampa antillana.

Nació en Santiago de Cuba en 1923 y estudió magisterio convirtiéndose en profesor de inglés. Estudió piano y hubiera querido ser un concertista de música clásica. Mientras enseñaba en Santiago empezó a recitar estampas y poemas antillanos. En el año de 1946, a la edad de 23 años, se fue a La Habana para comenzar un viaje que iba a hacer a España a través de Nueva York. No logró llegar a España.

Estuvo dos años en Nueva York y trabajó en una joyería. Durante este periodo de tiempo se nutrió del teatro, de los espectáculos del Carnegie Hall, del cine, de la música y las revistas. Fue inmediatamente después de la post guerra: “Cuando llegué en el año 1946 Nueva York era una cosa increíble de efervescencia y ahí yo vi los grandes actores de Hollywood y de los cines que hacían los shows en el teatro. En el Old Stage, en el Paramount, estaba también la música de cubanos y puertorriqueños”.

Cuando regresó a Cuba en 1948 se dedicó a interpretar, en especial, poesía dramática, llena de humor, personajes y narración características esenciales cultivadas en sus estampas criollas. Estos poemas fueron escritos por poetas que conocían la virtuosidad de Carbonell para interpretar personajes, declamar, compartir humor y acompañarse con percusión. Entre ellos se encuentran las conocidas interpretaciones de los poetas cubanos José González Allué “Los quince de Florita”, “Soy bonguero” de Félix B. Caignet y “Mamita quiero arrollá” de Rafael Díaz de Villegas.

Cuando llegó de Nueva York fue a parar a casa de Esther Borja, una gran figura, cantante cubana. (En este momento está muy delicada y me lleva diez años porque va a cumplir 98 y yo cumplí ya 88 en julio.) Ella me dio la mano y me relacionó. Y después de esas relaciones yo fui al auditorio Amadeo Roldán y recité. Era nuevo, no me conocía nadie, pero tuve un éxito considerable. En ese espectáculo me vieron una pareja de cómicos argentinos muy buenos que había en ese momento; Dick y Blondi. Me vieron después en una casa y me conectaron con la CMQ y el Teatro Walter”. El repertorio representativo de lo cubano que populariza se fue formando a partir de unas estampas que traía de Santiago del escritor Félix B. Caignet. Gustaron mucho e inmediatamente ahí es que entran otros escritores a contribuir para un programa de radio estelar que fue el programa Bacardí. Este programa duró siete años y estuvo trabajando en él desde el primer día entre 1949 y 1956.

“Debuté en el programa Bacardí en la CMQ que fue el mejor programa de la radio y costaba mucho y tuve la suerte que a este programa venía cada cuatro semanas un artista universal a presentarse y me codeé con todas las figuras grandes americanas y europeas. Yo me presentaba todos los días, tenía orquesta y tenía músicos universales también. Como este programa tenía músicos, ahí fue que tuve la oportunidad de recitar con percusión. Ya yo había experimentado esta técnica en Santiago de Cuba. Cuando hice la primera presentación con percusión les chocaba y me decían que recitara solo. Pero hoy en día han utilizado esa técnica todos los grandes recitadores”, comentó Carbonell.

Siempre grabó con audiencia viva y uno de los discos se hizo grabado en Radio Progreso con público. El primer disco salió en 1950. Grababan con una audiencia y editaban.

Más adelante, en 1954 el recitador puertorriqueño Juan Boria utilizó la técnica de acompañar sus recitales con percusión en Puerto Rico, en el programa de televisión de La Taberna India.

Carbonell comentó además que durante una de sus visitas a Venezuela conoció a Alejo Carpentier. Sobre el uso de la percusión para acompañar las interpretaciones poéticas, Carpentier, escritor y musicólogo escribió una crónica muy beneficiosa en la famosa revista Nacional en la sección que se llama Letra y solfa, en la que señala que Carbonell: “…fue el primero en usar la percusión… una evolución muy importante en la representación de la poesía.”

Me sorprendió en la entrevista cuando Carbonell compartió que había sido cuenta cuentos porque solamente lo conocía como recitador. “Empecé el arte de la narrativa en el año 1956 en el Teatro Estudio y fue la primera vez que presenté un recital de cuentos literarios, cuentos serios. Esa idea original me la dio mi benefactor el doctor Raúl Gutiérrez que me escuchaba narrar en su casa junto a su esposa. La señora era muy dulce y cariñosa. Yo hacía cuentos de Santiago de Cuba. Gutiérrez me dijo: “Mariano tu puedes hacer unos cuentos en un escenario. Yo empecé en el 1949 y esto de la narración pasó en el 1956, siete años después. Se me quedó la idea y en el 1954 cayó en mis manos la Antología del cuento en Cuba de Salvador Bueno. La primera y más importante antología del cuento. Este trabajo no tenía nada que ver con lo que yo hacía con lo cómico y humorístico porque este era el cuento literario, el cuento en serio. Esta idea prendió y se me ocurrió hacer un recital que me costó estudiar nueve meses dedicando cuatro y cinco horas diarias hasta que monté cinco cuentos. Un artista así no se hace de casualidad. Hay que leer mucho y hay que estudiar mucho. Todo lo pienso muy bien y lo estudio. ¡Honestamente fue sensacional!”

Al cabo de muchos años llevó este programa a toda la república de Cuba e hizo recitales en Venezuela. Durante este periodo de tiempo aprovechó y montó cuentos españoles, americanos y venezolanos.

“Inauguré lo que es la narrativa. Ese movimiento en ese momento no se conocía. Ha habido muchas escuelas y actualmente hay muchas escuelas que te enseñan la narrativa, que se practica la narrativa, movimiento que se inaugura a raíz de esas presentaciones. Dijo la prensa que hasta ese momento no había referencia de un recital de cuentos literarios. Yo monté dos cuentos de Edgar Allan Poe, y me quedé con la ilusión de montar su poema El corazón revelador”.

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(San Juan, 10:00 a.m.) La Dra. Noemí Rivera-De Jesús publicó este mes de agosto su tesis doctoral, Lola Rodríguez de Tió: Su vida y contribuciones en el civismo y la causa revolucionaria de Cuba y Puerto Rico. El libro es una publicación de la editorial El Jagüey en Santa Isabel. La obra cuenta con cuatro capítulos y 327 páginas, incluyendo la bibliografía.

Leí la publicación ávidamente. La lectura es fácil, el vocabulario es para todo tipo de lector, sin olvidar las estrictas normas que regulan todo trabajo histórico- investigativo. Para su investigación, la autora visitó los archivos locales y los de Cuba. Hizo, además, consultas en línea, así como en fuentes secundarias y terciarias.

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(San Juan, 9:00 a.m.) El Colectivo Máscaras de Puerto Rico es un proyecto de autogestión compuesto de artesanos y artistas de máscaras que promueven la cultura puertorriqueña. Desde el 2019 han ido identificando espacios donde los artesanos puedan intercambiar ideas y habilidades. De esa manera van facilitando una red de comunicación la cual en conjunto a talleres, conversatorios y exposiciones, tiene como objetivo mantener viva nuestra tradición y elaboración de las máscaras en el país. Este pasado julio, en conmemoración a Las Fiestas de Loíza en honor a Santiago Apóstol, El Colectivo se unió al municipio de Canovánas para presentar obras de varios artesanos enfocándose en las tradiciones de ese vibrante pueblo costero.
Lola Rosario: Háblenos un poco de su trayectoria en relación a esta tradición de las máscaras de nuestro país.

Olga Costa Alfaro: Soy artesana y tallerista de máscaras de vejigante ya por 30 años, doy clases en la Escuela de Bellas Artes y soy amante y defensora de la cultura puertorriqueña. También soy luchadora de los derechos del artesano, por años los he defendido y he tratado de hacer trabajo legislativo a favor de ellos.

Lola Rosario: En cuanto al trasfondo del Colectivo y su participación en el mismo, ¿cómo y porque surge El Colectivo?
Olga Costa Alfaro: El colectivo surge porque cuando yo comencé en las actividades culturales que yo siempre hacia máscaras de vejigantes, participamos y muchos máscareros con el paso del tiempo fueron retirándose ya fuera por la edad o porque ya no seguían con las máscaras, sus varias razones. Entonces llegó un término que si yo no iba a un evento cultural, no había presencia de máscaras de vejigante. Ahí comencé una lucha con el Instituto de Fomento a La Cultura para dar talleres porque era imposible, o sea yo también ya llevaba 25 años haciendo esto y en un momento dado no voy a estar. Entonces empezamos a dar talleres y ahí yo dije ‘voy a hacer un colectivo de artesanos de máscaras de vejigantes para hacer proyectos culturales de rescate.’ Y hace cinco años estamos haciendo un evento anual grande – una  exposición, siempre acompañada de talleres.

Lola Rosario: ¿Cuál fue el impulso de llevar acabo esta exhibición en honor a la tradición de Loíza?
Olga Costa Alfaro: Este año llegamos a La Escuela Taller de Artesanía de Canóvanas con la idea de una antesala a Las Fiestas de Santiago Apóstol. Aquí lo que hicimos con esta propuesta fue tratar de resaltar que significado tienen esas fiestas de devoción desde el 1840, ya casi 200 años. La teoría es que Santiaguito aprecio en el árbol del corcho, allá en el barrio loíceño de Las Carreras. Hicimos muchas investigaciones y las transcribimos, las tenemos aquí disponible para la lectura de espectador. También colocamos información sobre las tres familias mantenedoras: Santiago de Los Niños, Santiago de Las Mujeres, y Santiago de Los Hombres. Todo esto con fin de honrar nuestras tradiciones, las fiestas de Loíza y también el rescate de la tradición artesanal puertorriqueña de hacer máscaras.

Lola Rosario: Más allá de ver la artesanía como herramienta cultural, ¿cuál es el mensaje del Colectivo al pueblo puertorriqueño?
Olga Costa Alfaro: En los eventos que presentamos, ese detalle de siempre incluir talleres es lo más importante porque tenemos diferentes máscaras. Tenemos máscaras en el norte, en el sur, están las de Ponce, las de Loíza, las de Hatillo en diciembre cuando tienen su festival en honor a Los Inocentes, también tenemos la de Dorado que es la de dos cuernos. Siempre me atraen mucho. Hace muchos años me hicieron una entrevista y me preguntaron ‘¿por qué trabajas tanto con las máscaras?’ Y yo dije ‘porque la vida es una máscara.’ La vida es una máscara - tú tienes que sonreír si estás triste, tú tienes a veces (con la familia) que dar una cara que no es la que sientes o con un particular, es un rostro que tú estás poniendo en ese momento. Las máscaras tienen mucho sentido, muchas proyecciones y significados. Estás las máscaras de teatro, las máscaras de tradición, las máscaras religiosas. Son muchas entonces hemos hecho unos proyectos súper bueno. La primera fue conmemorando los 50 años de Las Fiestas de la Calle San Sebastián. Esa exposición fue en el Museo Casa Blanca donde hicimos los cabezudos, máscaras a San Juan, a San Sebastián, fue un evento bien lindo. Como Colectivo, nuestra misión es rescatar la tradición de las máscaras y preservar, desarrollar y difundir este importante elemento de la identidad puertorriqueña. Haciéndolo a través de talleres y exhibiciones, la meta es de cautivar al público visitante. Es así como vamos siguiendo la tradición para dejar un legado cultural a futuras generaciones de nuestro país.

Participantes de la Exposición Antesala a Las Fiestas de Santiago Apóstol Nitza Aquino ~ Allison Arocho ~ Luigi Carrasquillo ~ Olga Costa Alfaro ~ Edwin Cotto ~ Wilda Cruz ~ Norma Gómez ~ Juan Gustavo González ~ Minerva Hernández ~ Alex Hernández Belaval ~ Pedro Juan La Viera ~ Gabriel López ~ Harold Maldonado ~ Teresa Meléndez Padilla ~ Marcos Peñaloza Pica ~ Juan Carlos Pérez Sulé ~ Carellys Pizarro ~ Ivette Pizarro ~ Wilcelino Pizarro ~ Norma Rivera ~ Maria E Rivera Laborde ~ Celestina Robles ~ Dwight Santiago ~ Ramón Luis Valdés ~ Teddy Vázquez ~ Wilfredo Vigo ~ Juan Pablo Vizcaíno

También participaron: la serigrafía de Samuel Lind y en una pantalla, pequeño corte del documental Santiago de Las Mujeres de la directora/artista visual, Rosamary Berríos Hernández.
Para más información sobre el Colectivo Máscaras de Puerto Rico, puede visitar su sitio de web.

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