“Y comenzando a hacer cuentas,
le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle,
y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía para pagar la deuda.
Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo:
Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo.
El señor de aquel siervo, movido a misericordia,
le soltó y le perdono la deuda.”
Jesús, el Cristo
(Mateo 18:24-27)