(San Juan, 12:00 p.m,) Mucho se ha escrito sobre el oficio de la poesía. Tanto que podría rayar en decir lo que algunos ya habrán dicho, pero eso no importa porque yo no pretendo escribirlo como se hace un poema: originalmente, si no en palabras llanas repetidas. Hay en estos momentos un afán de ser poeta para ser popular y ser admirados, que asusta. La afirmación más errada de este tipo de escritor es decir que no leen a otros para no contagiarse. Yo solo me pregunto, ¿puede un atleta ser buen atleta si no practica diariamente, o un músico tocar su instrumento sin haberlo afinado y sin haber practicado para dominar su melodía? Tal vez lo logre ocasionalmente, pero no todas las veces.

Para ser un poeta de oficio he aprendido que hay que:

  1. Leer los clásicos literarios. La historia es importante porque nos muestra el estilo de otros poetas, su técnica.
  2. Leer de otras materias: historia, ciencias, economía, tecnología, arte, etc. Una cabeza llena de ideas está llena de posibilidades creativas.
  3. Leer a los poetas laureados de la actualidad: nacionales e internacionales. Conocer estilos y tendencias de quienes podrían ser tus pares.
  4. Saber amar tu oficio por el oficio mismo, por amor al arte, pues no importa lo popular que seas, el tiempo solo conserva lo mejor de cada periodo.
  5. Medirse en certámenes reconocidos, de vez en cuando, para saber cuanto vamos creciendo.
  6. Retrasar el libro hasta estar seguros de su calidad. Trabajar los textos y luego trabajarlos más y más.
  7. Escuchar con cuidado las críticas y a los aduladores. Agradecer los comentarios y preguntarse quién es el que los hace.
  8. Conocer y dominar la ortografía del idioma. No publiques con errores, pues con errores te recordarán.
  9. Tener un mentor. Un poeta de oficio que te guíe y te dé taller hasta estar listo.
  10. Participar de las lecturas poéticas y también observar.
  11. Encontrar la voz propia y evolucionar apropiándonos de la poesía.
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(San Juan, 9:00 a.m.) En medio de la Semana del Planeta Tierra y en el día internacional del libro, el Municipio de Cayey efectuó su primer certamen de poesía juvenil en la Casa del Cuento y la Historia, Ramón “Moncho” Gómez.

   La poesía desempeña un papel crucial en el desarrollo de la juventud, ya que fomenta la creatividad, la expresión emocional y la capacidad de reflexión. Al escribir y leer poesía, los jóvenes pueden explorar sus pensamientos y sentimientos de una manera profunda y significativa. Además, la poesía les ayuda a mejorar sus habilidades lingüísticas, a expandir su vocabulario y a desarrollar su capacidad de comunicación. En un mundo cada vez más digital y acelerado, la poesía ofrece un espacio de calma y contemplación, permitiendo a los jóvenes conectarse consigo mismos y con los demás de una manera auténtica. En resumen, desarrollar la poesía en la juventud no solo enriquece su vida personal, sino que también contribuye a su crecimiento intelectual y emocional.

Cayey Ciudad Verde el medio informativo digital de la ciudad expresa: El certamen del Gobierno Municipal de Cayey lleva por nombre "Mi compromiso con el medioambiente", el cual fue el tema central de cada una de las poesías que declamaran estudiantes de noveno a duodécimo grado de escuelas cayeyanas.

  Con esta actividad, nuestra ciudad se une al llamado de la Organización de Naciones Unidas para educar a todas las poblaciones sobre el calentamiento global, la contaminación y la importancia de la conservación de la biodiversidad durante la Semana de la Tierra y hoy martes, Día Internacional del Libro.

   El Día Internacional del Libro es una conmemoración celebrada cada 23 de abril a nivel mundial con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Desde 1988, es una celebración internacional promovida por la UNESCO.

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(San Juan, 10:00 a.m.) En una tarde primaveral en la ciudad cultural de Cayey en donde la gastronomía, las artes, las letras y los deportes se conjugan en favor de la ciudadanía tuvimos de invitado al Dr. Félix Huertas González. Este dicto una conferencia sobre el tema, “El deporte como afirmación nacional en Puerto Rico 1930-1980” a los presente en el Salón de la Fama y el Deporte Cayeyano. 

     El Dr. Félix Huertas González estudio su bachillerato en la Universidad de Puerto Rico en Cayey en donde conoció a la Profa. Aida Mendoza Rivera desde entonces ambos se han convertidos en defensores de nuestra historia. Huertas protege la afirmación nacional en el Deporte mientras Aida divulga la historia de su pueblo. Ambos se titulan fiebru de la historia. Ambos son egresados del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Huertas es catedrático en la Universidad Ana G Méndez en Gurabo además ofrece cursos en el Centro de Estudios Avanzados y el Caribe. Además, fue presidente de la Asociación Puertorriqueña de Historiadores. 

     En el público se destacó la presencia del olímpico Alberto Mercado el cual al finalizar la charla fue el anfitrión de Huertas lo llevo a su casa museo. Fue una plática fenomenal.

     De la charla destacamos que el deporte en Puerto Rico se ha convertido en una expresión nacional de extrema cohesión social. Nuestros equipos de baloncesto, judo, tae kwan do, beisbol y atletismo, así­ como muchos otros deportes, han dado grandes alegrías y sinsabores colectivos. Cada día más, el deporte unifica a los puertorriqueños: sus atletas son sus hijos, familiares, compañeros o vecinos nacidos en los campos, barrios, urbanizaciones y ciudades del país. Ese devenir histórico del deporte en Puerto Rico es lo que estudia en sus investigaciones el  Dr. Félix Huerta. Es un estudio histórico que analiza de manera concisa y científicamente el deporte en Puerto Rico desde sus inicios en las postrimerías del siglo XIX hasta la participación de la Isla en los VI Juegos Centroamericanos de 1950 celebrados en Guatemala, cuando se obtuvo el reconocimiento de los otros países latinoamericanos. La obra tiene como propósito.

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Antonio Ramírez Córdova nació en Bayamón, Puerto Rico en 1941. Estudió Derecho y Literatura en la Universidad de Barcelona, en España, entre 1960 y 1968. Durante sus años de estudiante universitario formó parte del Teatro universitario de Barcelona. Fue profesor de Literatura de Lehman College en Nueva York, Estados Unidos, entre 1972 y 1976, y de Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Utuado desde 1979 hasta su retiro formal. Forma parte del primer ciclo de la Nueva Dramaturgia Puertorriqueña junto a, entre otros, Pedro Santaliz, Jaime Carrero y Lydia Milagros González. Su escritura creativa se destacó en las principales e históricas revistas literarias de Puerto Rico, Zona de Carga y Descarga, Homines y Mairena.  

En 1962, Ramírez Córdova publicó su primer poemario, intitulado: Humo y viento. Será en 1968 cuando da forma a ¡Uf!, su primera obra teatral. Teatro reunido (1968-2023) (Puerto Rico, Ediciones Tapianas/ Instituto Alejandro Tapia y Rivera 2023), reúne dicha primera pieza teatral junto a otras 34 obras de teatro. Ha sido a su vez autor de cuentos y ensayos.

Su poemario, Si la violeta cayese de tus manos (1984) fue premiado con el Primer lugar del Certamen de la Revista Mairena y del Pen Club de Puerto Rico.

Teatro reunido (1968-2023), tiene un prólogo de Roberto Ramos Perea. En dicho prólogo, Ramos Otero resalta: 

“Pareciera su teatro como el grito de un profeta en el desierto. Pero será esa soledad, ese país poético habitado solo por él, el que para llevar el paso con el quehacer dramatúrgico de su tiempo, regalará ese lenguaje a libretos abiertos, a textos que imponen multiplicidad de miradas, a libretos que saltarán del papel con vida propia y que convertirán en maravillosas didascalias gracias a la pasión con que un director y un actor o actriz, le vistan con sus energías. Esta cualidad hará de su teatro puertorriqueño, uno único, singular y ciertamente revolucionario.

El máximo valor de este teatro tan extraño e hipnótico, es precisamente la libertad que sintió al escribirlo. Es un teatro sin concesiones, sin convenciones, sin requisitos ni protocolos, ni amarres generacionales o estéticas militaristas, es un teatro liberador e inasible, como un vómito de flores”.

El propio Ramos Perea cita a Ramírez Córdova en su prólogo, afirmando lo siguiente:

“Mi teatro no es gran cosa, yo en realidad soy un poeta. Pero pienso que de la poesía salen los mejores dramas, Si quieren pueden decir que son ´teatro del absurdo´, pero yo no sé, para mí son poesía de la escena”.

Uno de los críticos de su poesía lo fue Francisco Lluch Mora. En un prólogo que Lluch Mora hiciera a su poemario, Para cantarle al amor (Puerto Rico, Isabela Printing 1997), éste relacionará su decimario con las mejores “decimas de Lloréns Torres, Germán Delgado Pasapera Félix Franco Oppenhaimer”. Añadirá Lluch Mora que:

“Antonio Ramírez Córdova, buen poeta, entusiasmado con las cosas de su tierra, con sus árboles, sus montañas, sus flores y caminos, quien nos ofrece ahora este decimario, una acertada síntesis de lo popular y lo culto, con una perfección técnica en el manejo de las estrofas aparentemente más fáciles de expresar en el registro de la lírica. El tema principal es el amor, como se ha indicado tantas veces, hábilmente respaldado con temas secundarios, relacionados a lo erótico y que sustancian a aquel en la pericia del canto. Poeta de dominio pleno de los recursos retóricos, sin exageración de los mismos, dotado de una claridad meridiana que oscila entre lo formal y lo espontáneo; aeda de fácil manejo de una estrofa como la espinela que requiere sencillez, amor por las cosas propias que en el devenir histórico se han ligado a nuestra más íntima conciencia, sencillo, de una naturalidad que en el tratamiento de la lengua permite consagrar en canción, cultura de tradición oral y escrita, y originalidad en una estrofa como la décima, vienen a volcar afuera lo más íntimo de su ser, de su conciencia en el tiempo.”

Ramos Perea, en el prólogo a Teatro reunido (1968-2023), ve una relación entre el teatro de Ramírez Córdova y su obra poética. Para Ramos Otero “su teatro no tiene más pretensión que la expresión de la imagen más pura que es la imagen poética”. A decir de Ramos Perea, Antonio ha pretendido “que la poesía dé cuerpo al espectáculo, dé ambiente al personaje, dé un aire místico a la escena”.

Como parte de una nueva generación de dramaturgos, Ramírez Córdova coincidirá con la obra teatral de otros dramaturgos del sesenta y setenta, entre los que destacan Francisco Arriví, Myrna Casas, René Marqués, Manuel Méndez Ballester y Luis Rafael Sánchez. 

Antonio, poeta, o el poeta que escribe teatro, se ha de encargar de construir una novel poética teatral, que, al decir de Ramos Perea, “se perderá en el fragor del realismo socialista y crudo de la Nueva Dramaturgia Puertorriqueña (1968-1998)”. Teatro reunido (1968-2023) incluye, entre otras obras de teatro: El tren, La jaula, Homenaje mínimo para Elías Beauchamp, Soliloquio de Lola, El patriota, Cosas de Poetas, Conversación de Albert Camus, Las paredes oyen y Monólogo a Roberto Clemente. Acoge, pues, una muestra de lo mejor de su producción teatral de entre 1968 y 2023.

Antonio, en Teatro reunido (1968-2023), se deja influenciar por lo mejor de su generación y compatriotas, pero también por su propia mirada sociológica y sus lecturas de lo mejor del teatro del absurdo, entre otros, Arthur Adamov, Rafael Alberti, Edward Albee, Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Arthur Kopit y Harold Pinter. Su mirada sociológica, su aplicación del realismo social a su quehacer teatral le permitirá producir un teatro afincado en el Puerto Rico que nació y ha desarrollado por más de cinco décadas su producción teatral.

Cada una de sus obras es corta, unas más cortas que otras. No dejan de ser obras de profunda capacidad expresiva, poética, llena de imaginación e imágenes poéticas e históricas. Más que una suma de palabras o diálogos largos, estamos ante monólogos y diálogos cortos. Aún en su brevedad, hay profundidad.

Antonio, es mejor que narrador, poeta. Y su teatro se explica poéticamente. Su aportación, si fuera poca, es transmitir por medio de su teatro su compromiso con su sociedad, y su historia social, la del autonomismo y la de las luchas sociales y políticas de su país, como la de entre otras vidas que importan, la de esa maravillosa mujer del Tallit y de La borinqueña, Lola Rodríguez de Tió. Su lectura, en consecuencia, obliga e invita.

(San Juan, 12:00 p.m.)

Me acusan del delito de pasión y de compasión,

de pasquinar a la luz de la luna

de cultivar semillas en los ojos de los niños,

de lanzar hojas sueltas que bailan por los aires

al son de la justicia,

le asustan las metáforas que congregan,

denuncian y fortifican.

Me persiguen por gozar del misterio de mi lengua sonora

tan inmediata, tan humana, tan posible, tan auténtica

como el señor del mango y el olor del jazmín

y la caricia del evento.

Me buscan por conspirar un camino que trazó Cristo

y olvidó el hombre.

Me persiguen los que rabian,

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(San Juan, 12:00 p.m.)

Las armas que me gustan
son las que aún
no se han inventado
aquellas que de tan inteligentes
sirvan de motivo de alarde
al comprador
porque a nadie niego su derecho
a morirse como quiera hacerlo
de un balazo o de dos
son las que aún no se construyen
las que esperan en las mentes ágiles
de los videojuegos violentos
a los insensibles,
a los bravos de verdad
ahí, dentro del paquete, con una nota que diga
es el feliz dueño de una pieza de alta tecnología
y contundente disparo atada únicamente a su ADN
manéjela solo cerca de usted mismo
en caso de autodefensa narcisista,
o para matar zombis digitales
y, también a su reflejo,
a su sombra, a su sudor,
y a su humanidad,
pero solo a la suya.

Las armas que me gustan
aún no se han inventado.

 

 

Foto: Alberto Bartolomei

Francisco Félix Canales Dalmau (Carolina, Puerto Rico, 1990) es escritor (ensayista, cronista y poeta), editor, fotógrafo,sociólogo e hispanista. Estudió un Bachillerato en Sociología (B.A., 2013) en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, entidad educativa de la que es egresado de su maestría en Estudios Hispánicos (M.A., 2017). Canales Dalmau esredactor y editor del programa de educación marina en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez. También, mantiene su propio blog, en el que comparte sus reflexiones sobre literatura  (Rumiares Repetidos). En 2019 publicó su primer poemario, Esta isla (ediciones Alayubia) y su primer libro de crónicas Sobre los domingos (ediciones La Impresora).Parte de su trabajo creativo ha sido reconocido por la Fundación Flamboyán y la Fundación Mellon, entidades culturales que le otorgaron la Beca Letras Boricuas en 2021.En 2019 formó parte del programa "La Práctica" de Beta Local. Tan recientemente como en el 2023, participó de "Piquete en verso", proyecto que formó parte de las actividades oficiales del Decenio Internacional de las Naciones Unidas para los Afrodescendientes (2015-2024) celebradas en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico. Su poesía ha sido traducida al francés e inglés.Francisco Félix ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

1.1 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Hace algún tiempo publicasteis Esta Isla (2019). ¿De qué trata o tratas en este poemario y cómo recorres entre la literatura y la realidad o no ficción? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

1.2 Francisco Félix Canales Dalmau (FFCD, en adelante) – Quiero pensar que soy más lector que escritor, aunque siempre estoy haciendo ambas, de madrugada o en cualquier espera. Escribir me resulta como una necesidad incómoda. Siempre estoy documentando cosas, sea en versos o en párrafos, en una libreta o servilletas o recibos de compra, lo que tenga a la mano. Mi primera publicación fue en el 2017 con el chapbook Norte Invertido, impreso por la editorial independiente La Impresora. Sus editoras me abrieron el espacio para ver mis palabras sobre el papel. Un tiempo después a raíz de esa publicación, el poeta y editor puertorriqueño, Gegman Lee, me hizo un acercamiento, y juntos logramos compilar poemas independientes y textos escritos durante mi estancia fuera de Puerto Rico, publicados luego en Esta isla (Alayubia, 2019). Así que mis dos primeras publicaciones son, en realidad, el resultado del esfuerzo de las editoriales independientes en Puerto Rico, de sus habilidades para reconocer la buena literatura. Su impulso para gestar cultura literaria no debe ser desapercibida. Mi poesía está intervenida por el trabajo de otras personas.  

¿Qué intento con mi poesía? Retratar lo que veo; las máquinas de cortar grama, las bocinas, los carros, el calor, el tapón, el salario mínimo, la rutina. Los poemas de Esta isla apuntan los castigos típicos de la cotidianidad que puede tener una ciudad puertorriqueña. La ciudad oprime a los que tratan de llegar como pueden a su destino. Los poemas no tienen la intención de enjuiciar ni insistir en la queja. Lo necesario es mirar, caminar y reportar todo lo que se pierde y se queda en la ciudad. La crudeza de los versos no está en la exageración sino en la verdad de lo que sucede. La poesía vigila. El poemario apuesta a los pocos momentos de felicidad en el balcón boricua. Esta isla es un testigo que asimila pérdidas, observa más de lo que camina. Pero igual pasa por un país en el que hay que sobrevivir.

2.1 WRS –¿Qué relación tiene Esta Isla con vuestro trabajo creativo anterior y hoy?  

2.2 FFCD – Creo que la intención de Norte Invertido y Esta islaes la misma: retratar lo que veo por medio de las palabras para no sentirme tan solo. Solo soy otro testigo del empujón violento que nos están dando a las y los puertorriqueños que queremos vivir aquí como podamos. Me aterra que esté escribiendo el mismo libro de diferentes maneras, pero si ese es el procedimiento, lo seguiré infiel. Creo que mi poesía está haciendo un inventario de la destrucción de mi país desde diferentes espacios. Esta isla se sitúa en el espacio urbano, al igual que las crónicas fotográficas Sobre los domingos (La Impresora, 2019). La prosa me permitió ser más honesto conmigo mismo a la hora de escribir. Me dio la oportunidad de explorar el desplazamiento de mi cuerpo sobre la ciudad como transeúnte pero también como conductor, pues es una dinámica que nos frustra mucho, la necesidad de un carro en un lugar tan compacto y tan descuidado como es la ciudad mal planificada. Sobre los domingos tampoco tenía intención de ser una publicación; es el resultado del trabajo editorial de un diario que me forcé a escribir durante mi inestabilidad laboral, en donde buscaba de alguna manera darle cohesión a la incertidumbre y a la futilidad que a veces puede ser lo cotidiano. Las fotografías que acompañan el texto son parte de ese intento; a veces pienso que es mejor decir algo con imágenes que con palabras, pero eso depende de fatiga contra ellas.  

En plena pandemia me mudé lejos del área metropolitana y cerca de la playa; trabajé en fincas, cuidé animalitos, hice patios, ordeñé vacas, atendí mascotas en clínicas veterinarias y mientras tanto seguí escribiendo como siempre. Ahora que he vuelto al teclado y la pantalla, que tengo el tiempo para recordar esos años, puedo ver el contraste de esta vida de ahora con mi tiempo en la academia, y aunque extraño la estructura y la accesibilidad a ciertos recursos educativos, creo que soy más libre fuera de la academia. Creo que en los próximos libros recojo esa destrucción que mencioné hace poco, la del país que implica el desplazamiento de las y los puertorriqueños, el encarecimiento de las cosas, la desesperanza, la soledad, etc. pero también reflexiono sobre los recursos naturales y la proliferación de máquinas que, por supuesto, no es algo nuevo ni reciente pero es algo que paulatinamente ha percolado sobre mis preocupaciones como puertorriqueño y creo que es necesario denunciarlo y combatirlo desde cualquier trinchera. La mía es la palabra.

3.1 WRS – Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritor, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo o no inicial con el de hoy?  

3.2 FFCD – Creo que soy más exigente que hace algunos años con lo que quiero publicar. No tengo prisa, aunque sí ansiedad. Supongo que por eso escribo tanto. El mundo se está quemando y a veces no entiendo la pertinencia de escribir, más aún de publicar. Creo que me he vuelto más pragmático. Intento encontrar un balance entre mi escritura y las personas que me leen. Aunque hace poco me recomendaron que escribiera para alguien en específico. Lo estoy considerando. Quiero que mis poemas o mis historias sean vectores de conversaciones. También estoy considerando las fronteras que se asoman entre la libertad y la responsabilidad creativa, hasta dónde negocio mis principios como escritor, pero también como pensador y como hombre negro. Eso se ha transformado con los años a través de mis intervenciones (o mis omisiones) en los espacios de discusión literaria, creo yo. No me consideré ¨escritor¨ hasta hace poco. Como dije antes, escribir para mí es una necesidad incómoda. Ahora que cuento con varias publicaciones y colaboro con editoriales y escritores, puedo asumirlo verdaderamente como un oficio.

Pensando en las diferencias que tal vez pueda encontrar entre este escritor de hoy y el de hace varios años sería esa relación con mi piel. Y uso esta palabra con toda la intención. Creo que mis ópticas como pensador y escritor están permutadas por ella. Mi color de piel es lo primero que entra a cualquier espacio. Pero cuando escribía antes de publicar, no tenía intenciones de abordar ningún tema. Ni raza, ni nación, ni género, ni identidad. Todo eso era un autoengaño que contrasta con mi sentir hoy al contestar estas preguntas. Ahora creo que trato de hacer lo contrario. Tengo todas las intenciones -a pesar de mí mismo a veces, confieso- de escribir desde mi raza y desde mi identidad sin que esta palabra signifique algo final y no transitorio. Me gusta pensar que me muevo con lo que voy desaprendiendo y que no soy el mismo, aunque permanezca igual.  

Estudié diez años en la universidad y, para bien y para no tan bien, ahí me formé como lector. Mi bachillerato fue en sociología, por lo que aprendí a interpretar las cosas desde una óptica más holística y cultural y creo que eso me permite insertar intenciones (a conciencia o no) en mis trabajos. Creo que mi marco teórico fue superior a la interpretación de la novela que escogí para la tesis porque me interesan más las causas sociales que la imaginación. Fracaso continuamente escribiendo ficción. Ahora sin la constricción de la universidad, y la queridísima influencia y recomendación de mis amigos y amigas, he tenido la oportunidad de leer a escritores negros, negras, trans, mujeres, etc. desde una perspectiva testimonial que inevitablemente me hace pensar (a profundidad) en la intersección. Me ha obligado a cuestionarme completamente las posturas no solo de mis escritos, sino mi manera de observar, y así mismo, mi manera de leer.

4.1 WRS – Francisco, ¿cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera?

4.2 FFCD – Yo empecé a escribir con más entusiasmo siguiendo a mis pares durante mis veinte años. Mucha gente joven trabajó por la poesía los años que estuve estudiando en Río Piedras y pululando por las áreas de San Juan y Santurce. Recuerdo los juntes poéticos que se organizaban por ahí, como las lecturas de El aullido y las de El Crucerito (ahora El Normandito) y otras localizaciones famosas entre colegas. Yo entro a la publicación un poco tarde en mi opinión. Ya estaban en circulación trabajos como Mundo Musgo, una antología de poetas jóvenes hecha a mano, (mi primera interacción con el libro objeto) que tenía poetas de mi edad como Kenneth Cumba García, Gegman Lee, Claudia Becerra, Izamar Anzalota, Alejandro Medina, Amanda Hernández y Xavier Valcárcel y no sigo mencionando porque no acabo. Lo que quiero decir es que tuve la fortuna de poder disfrutar de esa poesía que me atrevería a llamar ¨joven¨ desde el margen. Me enamoré de la poesía escuchándola, no escribiéndola.    

Digo todo esto porque a través de los años, entre conversaciones y lecturas, voy encontrando puntos de convergencia entre anhelos, preocupaciones y utopías no solo entre mis contemporáneos, sino entre los y las escritores jóvenes también. Eso me ayuda a sobrellevar lo que sucede en el país. Creo que insertarme en el proceso de edición y lectura de mis pares y contemporáneos y mi trabajo como editor me han permitido reconocer dónde está parada mi escritura y hacia qué dirección tiene que caminar. Definitivamente hay unos caminos comunes luego de las bifurcaciones. La incertidumbre laboral y salarial, el encarecimiento de las cosas, la inaccesibilidad a vivienda, la corrupción que deteriora la fibra de todo en el país, los efectos del cambio climático, etc., preocupaciones entendibles de la juventud. Yo admiro mucho a lxs escritores y hacedores de la literatura en Puerto Rico porque gestan proyectos y obras a pesar de todo. Trabajan como meseros, lavaplatos, chóferes, artesanos, maestras, trabajan atrapados en la burocracia despiadada, y como tantos otros trabajos asediantes y sin embargo logran escribir y compilar y editar y publicar y eso es algo que dice mucho, de no solo la resistencia (que implica quedarse en un solo lugar) sino de la fuerza para moverse. Eso es aquí en este archipiélago, pero también pienso en la gente de la diáspora, lejos de su país, casi imposibiltados de regresar, y a pesar de la distancia, encuentran las maneras de crear puentes sobre el mar. La metáfora del agua era inevitable. Por mi parte, quiero hacer todo lo posible para ser partícipe de esos esfuerzos, sea a través de mi propia escritura o reflexionando sobre la escritura de otros y otras.

5.1 WRS - ¿Cómo concibes la recepción a su trabajo creativo dentro y fuera de Puerto Rico, y la de sus pares, bien sean escritores de poesía u otro género?  

5.2 FFCD – Me siento bien agradecido con lxs lectores y con la gente en general, pero la recepción no es algo que me ocupa demasiado. Más bien me interesa reconocer las diferencias y convergencias que pueden existir entre mi literatura y la de mis pares. Por eso trato de estar al día con lo que estén haciendo, sea poesía, no ficción, novela, crítica, etc. Me gusta escribir sobre los libros de otras personas. Aunque solo he escrito reseñas y comentarios de literatura boricua, leo mucho el Caribe y Latinoamérica, y vivo fascinado con la literatura cubana. Actualmente busco aprender de arte visual porque las palabras no me están dando para aceptar las condiciones presentes del mundo. La poesía me ha llevado a muchos lugares bonitos dentro y fuera de este archipiélago. Y eso es algo que siempre agradezco. Pensando en ese mismo agradecimiento, también considero que la recepción tiene que ver con el trabajo editorial y de ventas, además de la calidad de la escritura. Los editores y los libreros, por ejemplo, son agentes importantísimos en el movimiento del libro. Son los que leen y recomiendan a los visitantes y curiosos, como una especie de albergue a las historias.  

En ese sentido quisiera aprovechar el espacio para mencionar algunas personas y editoriales que están trabajando por la literatura puertorriqueña porque han sido espacio de recepción y recibimiento no solo para mí, sino para muchas generaciones de escritorxs. Está la librería La Esquina de nuestro gran escritor Luis Negrón, la librería en línea de The Bookgeek de otro gran escritor Eddie Ortiz, la editorial La Secta de los Perros del escritor Rafael Acevedo, la editorial Gnomo de Eïrïc R. Durändal-Stormcrow que también publica ediciones bilingües, la editorial Trabalis, la editorial del joven poeta y editor Carlos Colón Ruiz, Pulpo Editorial que también cuenta con librería física y virtual y tiene un pool bien chévere de autores jóvenes, la editorial Alayubia del escritor Gegman Lee y por supuesto, la gesta de la editorial independiente La Impresora que hace libros a mano en el área oeste del archipiélago a cargo de las poetas y editoras Nicole Cecilia Delgado y Amanda Hernández, quienes también organizan desde el 2012 la Feria del Libro Independiente y Alternativo (FLIA), un evento que conglomera a editoriales independientes, publicaciones locales, libros de artista, ediciones artesanales y autores que publican sus propios libros. Quiero hacer mención también de El Roomate: Colectivo de Lectores, un blog que ya cuenta con más de diez años creado por el escritor puertorriqueño Luis Othoniel Rosa, quién desde Nebraska continúa ofreciendo un lugar para que los lectores puedan escribir y leer sobre la literatura, con el objetivo de compartir lecturas y construir comunidades literarias. Sé que esta pregunta iba dirigida a mi trabajo, pero este no existiría precisamente sin esas comunidades literarias de las que habla Othoniel Rosa.    

6.1 WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera un autor puertorriqueño o no? O, más bien, un autor de literatura o poesía sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

6.2 FFCD – Soy un escritor negro y puertorriqueño. Y así me siento también. Reconozco los vínculos literarios e históricos con el Caribe y me gustaría que se siguieran estrechando los diálogos y las dinámicas entre Puerto Rico y Latinoamérica. Hace tiempo estoy claro dónde vivo y a dónde pertenezco, sin importar dónde esté. Pero eso no significa que me desvincule de los lazos culturales e históricos con el mundo. Creo que el Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico ha hecho un gran trabajo estableciendo esos vínculos entre el Caribe y Latinoamérica. Invitan a poetas puertorriqueños y de otros países y organizan actividades continuas que incluyen lecturas en escuelas, universidades y espacios públicos, entre otras cosas. En lo personal, me ha parecido bien bonito poder compartir con otrxs escritores con tanta cercanía y pensar en las cosas que nos unen.      

7.1 WRS – ¿Cómo integra su identidad étnica y de género y su ideología política con o en su trabajo creativo?

7.2 FFCD – No puedo abstraer esas cosas de mi oficio como escritor. Yo vivo a través de mi piel y mis deseos. Soy un hombre negro a dónde quiera que vaya antes que otra cosa. En las lecturas de poesía, en las universidades, en las presentaciones y conversatorios, en la soledad de mi casa frente a una computadora, en la soledad de mi mano sobre un papel en blanco. Pero estas son cavilaciones constantes. Creo que en mi trabajo creativo reaparecen las figuras familiares que ya no están físicamente pero que permutan en todo lo que hago, en cómo me acerco a la realidad de las cosas. Y así sucede con mi piel (que es la palabra que quiero usar en vez de identidad). En este punto yo sí creo que hay que insistir en el reconocimiento y en la visibilidad, sin que eso implique intentos de reducción racial pues la diversidad es inherente a toda identidad. Debe insistirse, porque la configuración sigue igual, tal vez haya algunas erosiones con relación a las estructuras de poder y visibilidad, pero yo a donde quiera que miro y a dónde quiera que voy, encuentro que las pieles oscuras como las mías están ausentes; relegadas a los arrabales, los caseríos y las fiestas, tal vez nos puedas encontrar en los bateyes que se celebran de vez en cuando. Pero yo preferiría ver mucha gente como yo a donde quiera que vaya, sobre todo en los espacios que celebran, organizan y visibilizan la literatura.

Aprovecho, y menciono que eventos como la Cumbre de Afrodescendencia de Puerto Rico, pensada y ejecutada por la escritora Mayra Santos Febres y muchos colaboradores, ha sido clave en las discusiones sobre identidad y raza. En palabras de la doctora Gaspar Concepción, “es una conferencia internacional que sirve como una plataforma digna y merecida para todos, todas y todes nuestros pensadores, generadores de conocimiento, productores de saberes afrocentrados en el Caribe, Afrolatinoamérica y nuestras diásporas”. La Cumbre ha diversificado y multiplicado sus esfuerzos y ha logrado crear nexos entre Puerto Rico y el mundo a través del intercambio de diálogos e ideas. Ha permitido entrelazar comunidades más allá de las fronteras, conocer las distintas realidades locales; sus participantes apuestan a que “siga siendo un lugar de encuentro, de pensamiento crítico colectivo, de praxis solidaria radical inclusiva, propositiva y de creación”. Yo me suscribo a esa idea como escritor.

8.1 WRS – ¿Cómo se integra su trabajo creativo a su experiencia de vida? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor hoy?

8.2 FFCD –. No escribo con plan ni bosquejo, solo escribo por el deseo del lápiz (esto no siempre me resulta conveniente). Soy escritor como soy hijo, hermano, amigo. Esas son las cosas que aparecen en mis palabras y en mis memorias todo el tiempo. Creo que en el proceso de edición es que me doy cuenta de que trata lo que estoy diciendo y en ese proceso de desmenuzar el tiempo dedicado a la documentación por medio de la palabra, decido su pertenencia o relevancia. Pero este proceso no es solitario. Creo firmemente en el poder de los editores y los correctores porque me fatigo emocionalmente con mis escritos. Y si no recibo un abrazo o un palmazo en la espalda puedo abandonar el proyecto fácilmente. Me gusta la reciprocidad y me enriquezco mucho siendo parte del proceso de edición y corrección de colegas y desconocidos. Pero contestando la pregunta directamente, repito que escribo cada vez que puedo. A veces hay que escoger entre llegar a tiempo al trabajo, ejercitarse, prepararse la comida, limpiar la casa, pagar las cuentas, atender las amistades y la familia, combatir la desidia o escribir. Y eso, aunque no lo parezca de momento, puede ser un reto, porque escribir no es un oficio remunerado de inmediato. Se emplean horas, meses, años, décadas. El resultado final de la literatura usualmente no viene de un momento de inspiración nada más. La poesía (y aquí hago referencia no al poema, sino al significado que aparece en la palabra), como dice la organización favorita de muchos, la RAE, es la ̈manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa ̈. Y la belleza toma tiempo.

9.1 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

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(San Juan, 12:00 p.m.) El cielo estaba repleto de nubes de distintas formas y colores.  Toda una nueva cepa de niños se agrupaba en el batey en espera de la cacica para escuchar las historias de los dioses, cercana su temporada de castigo a la isla; mientras, algunos naborias, les servían bocaditos de casabe a los niños. La variedad de nubes en el cielo era perfecta para la clase que les daría a los pequeños; entre los que se encontraban los inquietos Urayoán y Yolacaona.

Arrrggg, trummmm, traaaaas, yo soy Guataubá, el dios de las centellas y los truenos, decía Urayoán. Mientras, Yolacaona afirmaba ser la temible Juracán.

-Sálvese el que pueda de mis largos brazos furiosos, gritaba Yolacaona.

-Cállense, que ya viene la cacica con una cesta de arena y una vara de guayabo. No se muevan. Quédense quietos ya.

Los niños estaban confundidos, no solo porque no sabían para qué se usaría tanta arena, sino, para ser honestos, porque le temían a la vara del guayabo, instrumento disciplinario favorito que las bibis taínas usaban cuando sus hijos se portaban mal.

Al notar su reacción, les dijo: -No se alarmen la rama es para dibujar en la arena ciertas figuras. Hoy tengo una información muy importante que compartir con ustedes. Ya es hora de que comiencen a ayudar a sus padres. Estamos en el tiempo de esos vientos fuertes que traen mucho castigo. Ahora, fíjense en la arena que he tirado al suelo. Esta es la imagen de la diosa quien nos avisa de su cercanía enviando nubes de distintas hechuras y colores.

-Guataubá llega antes quemando con sus lanzas de fuego y su fuerte rugido… Arrrgggg, trummmm, traaas…, ¿verdad que sí?, dijo Urayoán.    -Y Cuatrisquie derrama el agua en la tierra y la inunda, agregó Yolacaona. 

La cacica daba su temida mirada de silencio a los pequeños mientras levantaba sus brazos diciendo:

-Todos los ojos al turey para conocer a algunas de estas nubes.  Los niños se acostaban en el suelo para observarlas mejor.

-¿Son todas iguales?, pregunta la cacica.  -No, responden los niños.

-Como ven, hay unas que parecen pencas de palmas del color de la noche y otras son como altas montañas blancas y grises, y otras como lanzas de guerreros. Juracán o Guabancex, como la llaman en Cuba, ha enviado a sus dioses hermanos a anunciar el camino y aunque hace mucho que no nos visita, este conocimiento debe de seguir en ustedes y pasarse a sus hijos y nietos. Los sacrificios no siempre agradarán a los dioses, pero mientras más cuidemos de la tierra y más le ofrendemos a ella, menos furia tendrá contra nosotros, menos veces nos inundará, menos veces nos destruirá. Sembremos con amor para cosechar los mejores frutos. Ahora, dense vuelta que les tenemos una sorpresa. La danza de los cielos comenzaba para contarles las historias de la malhumorada Señora de los vientos en su paso por Cuba, Haití, Borikén y Yamaye. 

Al terminar la breve ceremonia, la cacica los envió a sus bohíos para que sus padres les asignaran qué hacer: los centinelas ya habían preparado las cuevas. La Señora ya estaba muy cerca,  según la lectura de las nubes del turey. 

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