Me contaba mi padre, Emiliano, cubano de nacimiento y cubano a la muerte, que según su memoria, Leónides Trujillo decía, que nadie se resistía a un maletín de $100 mil dolares. Es una anécdota que he escuchado en muchos sitios donde se habla de la dictadura de Trujillo y su capacidad de sobornar personas.

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Francia acaba de pronunciar que el racismo ya no es parte de los problemas de su país.  Es curioso, pero eso lo dijeron ellos.  Mientras, en la república actual de dicha nación, hay otros problemas sociales.  Todo nos indica que la narrativa del estado, tiene poco que ver con la narrativa social que se vive en el país.

Les miserables (Dir. Ladj Ly, Francia, 2019) nos cuenta la historia de una unidad especializada de la policía, que se dedican a transitar por el “Cartier”, el barrio.  En el proceso, policías como personas, son partes del mundo de las micro corrupciones, micro y macro delitos, y sobre todo de las complejas relaciones sociales de la Francia contemporánea. 

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Reconociendo a Pablo Hasél [que es catalán]

Llega un punto que la desesperación es total.  No es posible ver un cine tan atrasado como la apuesta “internacional” de España, que incursiona en su nueva región de confort colonialista – Africa.  Entonces uno ve, película tras película sobre el tema de España y Africa, y tiene la misma formula y el mismo resultado. 

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Favor de no decirme que no entendí el mensaje de la película. Lo entendí y por eso es que digo que es una película contradictoriamente racista.  Lo que se crítica es lo que se impone como lo real y única solución. No hay paradigma de cambio o de transformación.  Nacimos racistas, como hombre y mueres blancos, y los negros no pueden ni narrar su vida ni su quehacer.  Simplemente somos un resultado que no cambia.

Black Beach (Dir. Esteban Crespo, España/EE.UU., 2020) es otra de las producciones que las redes de cine están impulsando en los EE.UU.  Es algo terrible, si a usted le gusta un cine de los EE.UU., que en materia racial es muy adelantado. Pero si le gusta un cine cubano, que en materia racial es muy adelantado, usted entonces estaría pensando lo que yo pienso: Black Beach es un planteamiento, bien intencionado, pero atrasado en material racial hoy en el cine.

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Cuando la vi por primera vez lloré.  Tendría apenas 20 años.  Cuando la volvía a ver por última vez habían pasado casi 40 años.  También volví a llorar.  La vi cuando vivía en Nueva York, y frente al cuadro desolador de El Barrio, así como el Lower East Side o el Bronx, decidí utilizarla como un instrumento de educación y organización política. 

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En fin, que uno intenta ser libre pero nunca lo llega a ser, sobre todo en el territorio colonial de Puerto Rico. Máxime, cuando la prensa comercial y sistemas mediáticos impulsan por todos lados, la incorporación total de Puerto Rico a los EE.UU.  Mientras, en el mundo, en los otros mundos, tanta gente lucha por su libertad, por su independencia.

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Todo cine hecho a partir de la idiosincrasia y cultura de Luisiana, EE.UU., es siempre un asunto complejo y delicado.  Luisiana mezcla una cultura francesa, colonial y postcolonial, y luego hoy, en el país contemporáneo norteamericano, Luisiana es un lugar interesante a partir de la imaginería de la cultura afrodescendiente local.

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La ví porque me la habían contado. Luego me dijeron que era un filme “clasi” en blanco y negro, no en sepia, y que el hijo del padre actuaba.  Pues saqué tiempo en la noche de estreno para verla, sobre todo, que los rumores y tambores venían de otro tipo de discusión, irresuelta en el cine americano, sea el de Hollywood o el de las redes sociales.

Malcolm and Marie (Dir. Sam Levinson, EE.UU, 2021) es una película sumamente problemática. Ahora bien hay que explicar por qué.  Por un lado, porque tanto Levinson, como los únicos actores del filme, John David Washington (Malcolm) así como Zendaya (Marie), durante el crudo año de la pandemia, estaban sin trabajo. Ya habiendo compartido trabajo los actores, pensaron hacer algo sin presupuesto, y se toparon con el guión de Levinson.  Este ni tonto ni perezoso, puso el dinero, puso el guión y dirigió, un filme realmente hablando sin presupuesto ($2.5 millones) un solo escenario, y una sola escena que empieza y termina, en la segunda escena que es el final. Y chaz, se termina la película

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