Andrés Arauz ha obtenido el 32.04% de los votos, Yaku Pérez el 20.12% y Guillermo Lasso un 19.48%. Por tanto, habrá segunda vuelta el 11 de abril. Pero no hay seguridad sobre si Arauz confrontará con Pérez o será con el banquero Lasso, porque ambos están dispuestos, como lo han dicho, a asegurar su “triunfo”, defendiéndolo voto a voto, ante semejante “empate técnico”. Hay 741 actas por procesar, 3.778 “actas con novedad” y el CNE anunció que demoraría algunos días más en dar los resultados finales.
Arauz, Lasso y Pérez han expresado intereses diversos. El progresismo (Arauz) es un bloque amplio, complejo y heterogéneo de nuevas izquierdas, clases medias, sectores populares, trabajadores, indígenas, empresarios pequeños y medianos, que no solo representa al “correísmo”, sino a quienes, sin ser necesariamente de ese campo, no se identifican con el neoliberalismo ni con las derechas. Lasso, en cambio, concentra los intereses de las derechas empresariales y políticas, que anhelan dar continuidad al modelo económico empresarial-neoliberal que levantaron durante las décadas finales del siglo XX, que fue revivido desde 2017 con el gobierno de Lenin Moreno y que, además, cuenta con el apoyo de elites cuyo ideal histórico se remonta al régimen oligárquico que vivió Ecuador entre 1912 y 1925, conocido como “época plutocrática”. Pérez, por su parte, patrocinado por Pachakutik, el brazo político del movimiento indígena de la CONAIE, fue apoyado por las izquierdas anti correístas (el viejo Partido Socialista patrocinó a César Montúfar y obtuvo el vergonzoso 0.63%), por los marxistas pro-bancarios (los “chinos”, en el lenguaje izquierdista), por las cúpulas de diversos movimientos sociales (entre ellos, reconocidos dirigentes sindicales) y, sin duda, por segmentos populares e indígenas que se hallan divididos, pues ha sido visible el apoyo de otros sectores indígenas a Arauz, quien incluso triunfa en la provincia de Imbabura (alcanza el 29.38%), con alta población indígena.