Este domingo 1 de noviembre a las 2:pm, México-Costa Rica, 5:pm, Argentina, 3:pm Colombia, 4:pm Puerto Rico y 9:pm de España, iniciará la inauguración del primer Festival Internacional Literario: Honrando la Muerte y Celebrando la Vida. Esta fiesta literaria-artística-cultural se estará realizando a través de Zoom. En la descripción de este vídeo encontrarás el enlace para entrar a este evento: https://youtu.be/6hswXKbu1Ao

En esta actividad virtual, se darán cita poetas de 19 países quienes nos deleitaran   con sus letras, a través de la poesía honraremos la muerte e invitaremos a festejar el precioso e irrepetible privilegio de vivir el presente. Flor María Muñoz Bañales (mexicana- panameña residente en Francia) conferencista, Fundadora y Directora del Encuentro de Literatura Hispanoamericana  en París, nos compartirá una breve charla  sobre el “Día de Muertos” en México.  Disfrutaremos del talento de la cantante, escritora y poeta Yared Ayala más conocida como “La voz de la salsa”.  La participación de la escritora, poeta y gestora cultural Martha Eloísa Darío Lacayo será a través de un vídeo.

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Unos 7,3 millones de electores están llamados a participar hoy en las elecciones generales en Bolivia para elegir a su presidente, vicepresidente, diputados y senadores para un período de mandato de cinco años.

Estos comicios tienen lugar casi un año después de los del 20 de octubre pasado en los cuales resultó reelecto Evo Morales, pero fueron anulados en el contexto de un golpe de Estado bajo el rebatido argumento de un fraude electoral.

La asonada golpista contó con el protagonismo de grupos reaccionarios de la derecha, altos mando militares y policías amotinados, además del respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA) que denunció por medio de un informe irregularidades en el proceso.

El texto es cuestionado y refutado con numerosos argumentos por distintos análisis de personalidades y organismos como el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, en inglés), que advirtió sobre la posibilidad de la manipulación del resultado de las elecciones de este domingo por parte de la OEA.

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            Resurge nuevamente a partir del 27 de septiembre en la región de Asia Central el conflicto armado entre la República de Armenia y la República de Azerbaiyán en torno al enclave localizado en la región de Nargono Karajab. Geográficamente, ambas repúblicas tienen entre sí fronteras comunes; aunque en el caso de Armenia, su frontera occidental es con Turquía y en el caso de Azerbaiyán, su frontera oriental es con el Mar Caspio. Unidos ambos países, sus fronteras al norte colindan con la República de Georgia y la Federación Rusa; mientras al sur, sus fronteras colindan con la República Islámica de Irán.

            Una gran parte de la población armenia profesa la religión cristiana en su denominación ortodoxa, lo que no excluye a armenios que profesan la fe musulmana; mientras en el caso de Azerbaiyán, la mayoría de su población profesa la religión musulmana en la corriente o tradición chiita, aunque también hay otras denominaciones religiosas minoritarias.

            Armenia cuenta con una superficie territorial menor a la que cuenta Azerbaiyán. Con apenas con 29,743 Km.2, es poco más de tres veces el tamaño de Puerto Rico; a diferencia de Azerbaiyán, que cuenta con 86,600 km.2, lo que es el equivalente a nueve veces y media el tamaño de Puerto Rico. Lo mismo ocurre en cuanto a población dado que Armenia, a base de datos no actualizados, tiene poco más de 3 millones de habitantes, frente a los 10 millones, también en datos no actualizados, con los cuales cuenta Azerbaiyán.

La capital de Armenia es Ereván, fundada en el año 782 A.C. mientras que la capital de Azerbaiyán es Bakú a las orillas del Mar Caspio. Ambos países fueron históricamente hablando pasto fértil para diferentes reinos y culturas que allí se establecieron, entre ellos los habitantes originales, y luego otros pueblos en sucesivas invasiones al territorio. Se estima que las primeras civilizaciones se asentaron en la zona hace ya más de 10 mil años, luego de los cuales estuvieron, por sólo mencionar algunos de los principales, los persas, bizantinos, selyúcidas, mongoles, otomanos y rusos.

            Desde el punto de vista de la historia moderna de Armenia, a la altura de la Primera Guerra Mundial, parte de su población que vivía dentro de las fronteras del Imperio Turco-Otomano tomaron las armas en apoyo al Imperio Ruso conllevando ello la represión indiscriminada a su población por la parte otomana. Resultado de ello fue uno de los principales genocidios ocurridos durante la Gran Guerra en el cual fueron exterminados por las armas, el hambre y las enfermedades cerca de un millón de armenios.

            Con la caída del Imperio Ruso tras el triunfo de la Revolución Bolchevique en 1917, y más adelante, luego de la derrota del Imperio Turco-Otomano en la Primera Guerra Mundial, tanto Armenia como Georgia y Azerbaiyán se unieron para la creación de lo que vino a llamarse como República Federativa Democrática Transcaucásica, la cual fue muy pronto disuelta declarándose la independencia de Armenia y Azerbaiyán en 1918.

            Como resultado de la lucha librada en lo que hoy conocemos como Turquía, la cual fue parte del viejo Imperio Turco-Otomano, tras varios años de resistencia a la ocupación británica, mediante el “Tratado de Lausana”, se proclamó su independencia el 23 de octubre de 1921. Seguidamente, el 4 de marzo de 1922, la República Socialista Rusa anexó a su territorio las regiones de Armenia, Azerbaiyán y Georgia, pasando cada una de ellas, previo al inicio de la Segunda Guerra Mundial, a formar parte en 1936 de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como República Socialista Armenia, República Socialista de Azerbaiyán y República Socialista de Georgia.

            Durante la Segunda Guerra Mundial ambos países, Armenia y Azerbaiyán, aportaron cientos de miles de soldados a la lucha antifascista, muriendo en la Gran Guerra Patria cerca de una tercera parte de ellos. En el caso particular de Azerbaiyán, sus reservas de petróleo fueron codiciadas por los invasores alemanes, de la misma manera que fueron un factor importante en el curso de la guerra para el Ejército Rojo en su lucha antifascista.

            Como resultado del desplome de la Unión Soviética, el 21 de septiembre de 1991, Armenia proclamó su independencia; mientras lo propio lo hizo Azerbaiyán el 18 de octubre del mismo año. Apenas poco tiempo después de la proclamación de la independencia de ambas naciones, conflictos territoriales en la región conocida como Nagorno Karajab relacionados a la presencia poblacional de origen armenio dentro de las fronteras azerbaiyanas y su reclamo de secesión, generaron un conflicto armado.

            La zona o región conocida como “Óblast Autónomo de Nagorno Karajab”, es un enclave territorial con población mayoritaria de origen armenio dentro de las fronteras vigentes de Azerbaiyán. Allí venía desarrollándose un movimiento nacionalista que impulsaba la unificación de los armenios en un solo Estado. Sin embargo, habiendo ganado suficientes adeptos, sus residentes convocaron a un referéndum el 10 de diciembre de 1991 donde prevalecieron de manera que declararon su independencia de Azerbaiyán. Este último se negó a reconocer la independencia del territorio, mientras Armenia reconocía la misma, lo que acentuó las tensiones entre ambos países.

            La región de Nagorno Karajab no tiene fronteras directas con Armenia, sino que es un enclave de algunos 4,400 km.2 cuya mayor proximidad con Armenia queda a unos 50 kilómetros de distancia. Sin embargo, tras la ocupación de entre un 14-16% del territorio de Azerbaiyán por parte de Armenia, al presente tal separación es físicamente inexistente. Allí, pese a la no continuidad geográfica, como indicamos, la mayoría de la población es de origen armenio y no azerí. Por otro lado, también existe al oeste una porción de territorio fronterizo con la República Islámica de Irán, separada en la parte central del resto del territorio azerí por Armenia, que, en forma discontinua, también forma parte de Azerbaiyán. La región es conocida como la “República Autónoma de Najicheván de Azerbaiyán”. Su capital es Naxciván o Najicheván y cuenta con una superficie de 5,363 km.2; es decir, poco más de la mitad de Puerto Rico y una población aproximada de poco más de 400 mil personas.

            En 1993 las tensiones escalaron a nivel de un estado de guerra donde en un año de enfrentamientos se estima en alrededor de 30 mil los muertos causados por el conflicto y cerca de un millón de azeríes desplazados. Desde entonces la situación entre ambos países, a pesar de una tregua promovida por la Federación Rusa en 1994, ha sido de frecuentes enfrentamientos a una escala menor.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se ha pronunciado de manera reiterada mediante las resoluciones 822, 853, 874 y 884, intimando la retirada armenia de los territorios ocupados. En este diferendo se enfrentan en el plano del derecho internacional, de un lado, el derecho de los pueblos, como es el de Nagorno Karajab a su libre determinación; frente al derecho que reconoce la comunidad internacional de parte de los Estados a sus propias fronteras, así como la no intervención, mucho menos mediante la fuerza armada, en sus asuntos internos, como reclama Azerbaiyán con relación a su territorio.

Un dato de importancia es que, durante el año en curso, la presidencia del Movimiento de Países No Alineados lo preside Azerbaiyán. El MNOAL reconoce el respeto a los postulados que afirman la integridad territorial de cada Estado y el principio de no intervención; a la vez que reconoce, también, el derecho de los pueblos a su libre determinación e independencia, tal como figura reconocido en la Resolución 1514 (XV) de 1960 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cada parte invoca el derecho internacional desde su particular perspectiva.

Una complicación adicional son los aliados de cada parte de cara al conflicto. Por ejemplo, Turquía ha cerrado filas en apoyo a Azerbaiyán al que ha reconocido política y diplomáticamente desde su fundación como república luego de la caída de la Unión Soviética, lo que no ha hecho con Armenia. Ha ofrecido, además, respaldo militar en materia de armamentos y apoyo logístico. Se indica que al menos un avión turco F-16 ha llevado a cabo misiones de combate en el territorio en apoyo a las fuerzas azeríes. También se menciona la muerte de varios civiles sirios vinculados con la oposición al gobierno constitucional de Bashar al-Assad, contratados por Turquía en obras que se desarrollan en Azerbaiyán. Se ha publicado también en las redes sociales la disposición por parte de fuerzas insurgentes pertenecientes al Ejército Nacional Sirio, apoyadas por Turquía, de desplazarse como ya lo han hecho en Libia, a combatir del lado de Azerbaiyán en el marco de este conflicto. De hecho, existen acuerdos militares mediante los cuales Turquía entrena las tropas azeríes. A pesar de que Azerbaiyán es un país cuya religión principal es la fe musulmana, compra parte de su armamento a Israel como son los misiles balísticos tipo “LORA” de fabricación israelí utilizado por Azerbaiyán contra objetivos civiles en Armenia.

Se señala por fuentes como el periódico francés Le Monde, que al menos dos periodistas vinculados con dicho medio han sido heridos como resultado de bombardeos de Azerbaiyán en Nargono Karajab. Señala el medio que dentro de los intereses turcos en este conflicto, se encuentra el uso del territorio de Azerbaiyán y Georgia para desde el Mar Caspio, influenciar en el desarrollo del oleoducto que, a través de su territorio, eventualmente llevaría petróleo y gas natural a Europa. Esta eventualidad ubicaría a Turquía en una posición ventajosa, al menos como potencia a nivel regional, tomando en consideración que hasta el presente quien controla los accesos al Mar Caspio es la Federación Rusa y la República Islámica de Irán.

En el caso de la Federación Rusa, si bien este país es uno de los principales vendedores de armamento a ambas partes en el conflicto, su cancillería ha hecho un llamado a ambos países a deponer las armas e ir a la mesa de diálogo. Algunos observadores, sin embargo, cuestionan la política de neutralidad de Rusia en el conflicto. Señalan el compromiso ruso con Armenia, evidenciado en una instalación militar que opera este país dentro del territorio armenio, y la participación conjunta de la alianza militar de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.

En el caso de Estados Unidos, dicho país no ha estado ajeno al potencial de conflicto regional que los enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia podría generar. Hace ya varios años, como parte del entrenamiento a sus tropas a través de los llamados “juegos de guerra”, se ideó uno entre dos países inventados, denominados “Atropia” (Azerbaiyán) colindante con “Limaria” (Armenia). Estos se encuentran rodeados por otros países bajo los nombres de “Ariana” (Irán), localizado al sur; “Donovia” (Rusia) y “Gorgas” (Georgia) al norte, y   localizados entre dos grandes mares.

La ubicación imaginaria de estos países en la región del Cáucaso con población religiosa mayoritaria musulmana, con la excepción de Irán y Turquía, coincide en el plano geográfico con aquellas repúblicas que formaron parte de la Unión Soviética. En la región se encuentran, además otros territorios que son hoy repúblicas federativas o regiones autónomas de la Federación Rusa, como son los casos de Chechenia, Daguestán, Ingusetia, Kabardino-Balkaria, Karacháyevo-Cherkesia y Osetia del Norte, todos ellos también localizados entre el Mar Caspio y el Mar Negro.

En este imaginario, como indicamos, los estadounidenses intervendrían militarmente en el marco de un conflicto entre “Atropia” y “Limaria” (Armenia y Azerbaiyán como realidades), algo similar a lo que ha ocurrido desde la década de 1990 en los conflictos armados entre estos dos países en la región de Nargono Karajab. Este ejercicio militar de Estados Unidos ha sido repetido varias veces desde mediados de la década de 2010.  

El pasado 1 de octubre, los gobiernos de Francia, la Federación Rusa y Estados Unidos suscribieron por conducto de sus presidentes una “Declaración Conjunta” como copresidentes del denominado “Grupo de Minsk” de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). En ella condenan el escalda de violencia en la región de Nagorno Karajab instando a las autoridades de Armenia y Azerbaiyán al cese de hostilidades en la región en disputa y convocándoles a “reanudar de buena fe y sin condiciones previas las negociaciones sobre la solución del conflicto”.

Mientras Armenia ha respondido indicando su disposición al diálogo, Azerbaiyán lo condiciona a la retirada armenia de los territorios ocupados. De hecho, Azerbaiyán ha sometido a fuego de artillería a Stepanakert, capital de Nargono Karajab, indicando que no cesará en su empeño de liberar la región y reintegrarla como parte de su territorio. Los azeríes manifiestan estar llevando adelante con éxito su ofensiva en Nagorno Karajab mientras los karabajíes sostienen haber detenido los ataques de las fuerzas azeríes. Masis Mailián, alto funcionario de relaciones exteriores de Nargono Karajab, ha expresado a la agencia EFE, que esta, a diferencia de la anterior, será una guerra de larga duración.

  Sin embargo, a pesar de los llamados a la mesa de diálogo, Nargono Karajab que es una de las partes en el conflicto, no forma parte de las negociaciones. Como en el caso de muchos de los acuerdos negociados en el marco del conflicto palestino, en el cual las distintas partes con interés por el lado palestino no están presentes en las negociaciones, será muy difícil alcanzar un acuerdo definitivo sin la presencia de Nargono Karajab en tales discusiones y negociaciones.

Los ejércitos de ambas partes no sobrepasan el número de 100 mil efectivos cada uno. Sin embargo, sus reservas ascienden a varios cientos de miles. Algunas de ellas han sido puestas en alerta de combate o han sido movilizadas. A la vez, se ha decretado en toda la región la Ley Marcial.

En torno a los enfrentamientos se habla de más de un centenar de bajas entre civiles y militares del lado de Nagorno Karajab y de varios cientos de azeríes. En ello han participado tropas de tierra, helicópteros medios aéreos y artillería. Los combatientes de Nagorno Karajab han indicado, a pesar de que los datos no han sido corroborados por una vía independiente, que, en las hostilidades habidas desde el pasado domingo, sus fuerzas han destruido 49 drones azeríes, junto a 4 helicópteros, 80 tanques, un avión y 82 vehículos militares de transporte. Informan también haber causado 130 bajas mortales y 260 heridos a las fuerzas azeríes, aunque el Ministro de Defensa armenio menciona la cifra de 960 bajas, entre muertos y heridos.

La atención mundial se cierne en estos momentos sobre los grandes riesgos que una escalada podría conllevar de haber una mayor participación de fuerzas exógenas al conflicto convirtiendo este en uno regional con la participación de otros países. Recordemos que se trata de una zona donde, además de los conflictos étnicos y las demarcaciones de fronteras, se enfrenta también el tema de los conflictos religiosos. La zona, además, dados los recursos naturales del suelo y subsuelo, aportan consideraciones de importancia en el análisis, como también el juego geopolítico, ya sea en el mejor o peor sentido de la palabra, de las grandes potencias. De lo que no debe haber dudas, es que trata de un conflicto lo suficientemente peligroso como para no prestar desde ahora la atención a su desarrollo.

El pasado martes 15 de septiembre se dio a conocer una nueva llamada “iniciativa de paz” en el Medio Oriente. Nos referimos a la firma de un Acuerdo de Paz suscrito entre los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin e Israel. El acuerdo fue firmado en Washington bajo la bendición del presidente Donald Trump. Ha sido denominado con el nombre de “Acuerdos de Abraham. Se llama así en referencia al patriarca de las tres principales religiones monoteístas: judía, musulmana y cristiana. Si bien se trata del tercer acuerdo de paz suscrito por Israel con sus vecinos árabes, luego de los suscritos con Egipto en 1979 y el Reino de Jordania en 1994; el presente es el primero que se materializa por países en la península arábica con Israel.     

 El punto de encuentro común en este tratado de paz por estos tres Estados políticos es la enemistad profesa de dichos países con la República Islámica de Irán. Previo al acuerdo, ya desde el año 2015 Israel había anunciado la apertura de una oficina diplomática en los Emiratos Árabes Unidos; mientras  que para el 2019 anunció, al calor del incremento del diferendo de ambos países con Irán, ciertos niveles de colaboración militar entre ambos Estados.

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Malos mapas

En Puerto Rico, por su condición colonial, la discusión política tiende a centrarse en el tema del estatus. Pero, para comprender mejor las organizaciones políticas contemporáneas, es necesario pensar más allá del estatus y reflexionar sobre las ideas que promueven esos partidos con respecto a las múltiples dimensiones sociales.

Desgraciadamente, los sujetos tienden a pensar lo político en un esquema unidimensional mediante los términos izquierda y derecha. Esto tiene su origen en la Revolución Francesa, cuando en la Asamblea Nacional los monarquistas se sentaban a la derecha y los republicanos a la izquierda. A partir de eso, usualmente se ha ubica a los favorecedores de la jerarquía y la tradición a la derecha, y a los promotores de la equidad y el cambio a la izquierda.

¿Qué problemas acarrea ese esquema cognitivo? Pensemos en una mujer ejecutiva, crítica del patriarcado y defensora del capitalismo. Podemos decir que es de centro porque tiene ideas de derecha en economía y de izquierda en cuestiones de género. Pensemos un hombre pobre, crítico del capitalismo; pero también machista y homofóbico. Pudiéramos clasificarlo como de centro, pues está a la izquierda en economía y a la derecha en asuntos de género. Al interpretar estos dos sujetos como de centro, tenemos el problema de ubicar en el mismo lugar del espectro político a personas con posturas exactamente contrarias. Este surge por colapsar en un solo eje a dos dimensiones diferentes: economía y sexualidad.

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        El mes pasado   el periódico The New York Times publicó unos reportajes en torno a las planillas de contribuciones sobre ingresos del Presidente Donald J. Trump.  La investigación corresponde a las planillas de contribuciones federales  de él para los años 2000 al 2017.  De las revelaciones de los reportajes surge  que Trump, que se autodenomina como un billonario y como uno de los más exitosos hombres de negocios de los Estados Unidos,  no pagó contribuciones sobre ingresos en la mayoría de las planillas estudiadas,  y que en  los años 2016 y 2017  pagó la suma de $750.00.

         Al rendir las planillas de contribuciones sobre ingresos, los ciudadanos tienen el derecho de deducir ciertos gastos, como sumas de dinero que las personas tienen que pagar  para poder devengar sus ingresos. A manera de ejemplo, un mecánico podría deducir los gastos de energía eléctrica de su taller y la compra de materiales y herramientas.   En lo que a esos gastos respecta, como parte de la investigación,  los reporteros del New York Times  descubrieron que Trump dedujo  la suma de $70,000.00 como gastos para el recorte de su pelo durante los años contributivos 2004, 2005 y 2006.  Dicha suma equivale a $63.93 al día durante los tres años o $447.49 a la semana o $1,917.90 al mes  ¿Cuántas personas gastan esa suma de dinero al mes en  una barbería o   un salón de belleza? Peor aún, tomemos nota del salario mínimo que se tiene que pagar en el sector privado a los empleados. El mismo es de $7.25 por hora. Eso equivale a la suma de $58.00 al día para una jornada de ocho horas de trabajo antes de las deducciones contributivas. Al mes eso equivale aproximadamente a $1,256.66 al mes. 

          ¿Será posible gastar las sumas que Trump reclama como deducción  para  el corte y peinado de su  pelo? ¿Cuánto tiempo habrá que invertir a diario o semanalmente para mantener ese  pelo y empleando a cuántas personas y con qué productos de lavado, acondicionamiento y tinte, si se lo pinta? ¿Qué relación  tiene ese gasto con los ingresos de Trump? ¿Será ese gasto  un acto de vanidad o una forma de defraudar el gobierno al llenar y someter sus planillas?         

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Creo en un Colegio al servicio de nuestros colegiados y colegiadas en su vertiente gremial.   Nuestra institución es una profesional, llamada a ser proactiva en la defensa de los derechos del gremio. Creo en un colegio de puertas abiertas, inclusivo, para todos los colegiados y colegiadas de todas las ideologías políticas.

Ejecutaré mi plan de trabajo dirigido a atender las necesidades apremiantes de los colegiados y colegiadas, en estos tiempos   que la abogacía ha sido golpeada por los desastres naturales, la economía y la pandemia.    

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