Galilea ínfima en movimiento
constante adentro de la mirada
daba vueltas tratando de encontrar no sé qué
muy hacendosa en el todo blanco
limpio como una caja de pietri.
En ese cielo nocturno los planetas eran
un abrir y cerrar de ojos de cometas
el frío, el dolor, el frío y la cola de sangre
demasiada